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Marco de evangelización

Claretianos, convocados y animados por un sueño evangelizador

Los misioneros claretianos somos convocados a vivir nuestra vocación a través de un carisma particular que compartimos laicas, laicos y religiosos. Como don del Espíritu, este carisma nos lleva a encarnar respuestas acordes a las llamadas de Dios que no deja de visitar a su Pueblo en la vida del mundo.

Desde la llegada de los primeros hijos del Corazón de María a tierras chilenas, en 1870, la presencia de la Congregación ha querido ser cómplice del Espíritu en diversos ministerios y frentes misioneros. Y es que la cercanía con la vida del Pueblo supuso siempre una provocación a desarrollar múltiples modos de atención pastoral, como son las parroquias, los colegios o la formación de agentes pastorales, la atención a las juventudes, por mencionar algunos.

Hoy, cuando aún sentimos el susurro del Espíritu, se multiplican las respuestas en la complejidad donde nos sentimos impelidos continuar nuestro camino como oyentes y servidores de la Palabra en los multiformes frentes de misión.

Desde un territorio preciso, como Provincia San José del Sur, nos encaminamos hacia un modelo organizado, fortalecido y articulado de acción pastoral. Esto supone una renovada disposición a la profecía, de modo que sea posible transformar la vida en la Casa Común que compartimos.

Desde esta óptica, nuestra presencia misionera sueña con ser una comunidad abierta al don de Dios y se dinamiza por medio de unos ejes que alientan la vocación evangelizadora.

El sueño provincial

En enero de 2024, los misioneros claretianos hemos celebrado nuestro III Capítulo Provincial. El documento, fruto de esta asamblea, tiene por nombre Convocados por la misión y pone por escrito nuestro sueño provincial, los diseños y compromisos que asumimos en esta parte del mundo.

El sueño, como tal, es una invitación que concentra el anhelo misionero donde combinamos la esperanza con el humus, las proyecciones con los recursos. Estructurado en tres partes, este sueño reza así:

Soñamos una comunidad provincial arraigada en Jesucristo y su Buena Noticia que, al estilo de Claret, se enciende en la pasión por la vida plena de la humanidad y de la Casa Común.

 

Soñamos comunidades que cuidan y cultivan la fraternidad en diálogo intercultural e intergeneracional, valorando la riqueza de la diversidad.

 

Soñamos una acción misionera encarnada, que se conmueve ante la realidad, y se compromete audazmente con las periferias, para la transformación del mundo según el designio de Dios.

 

Al sueño enunciado lo dinamizan tres ejes para la evangelización.