Nuestro carisma se basa en el anuncio de la Palabra por todos los medios posibles. Pero esta Palabra que anunciamos, que es Jesús mismo, viene primero acogida como comunidad discipular. De ahí que nuestro servicio misionero se orienta a una respuesta desde lo más urgente, oportuno y eficaz.
Nuestra escucha de la Palabra se hace desde un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio, porque creemos que Dios nos sigue hablando en los signos de los tiempos y lugares. Por eso, ser servidores de la Palabra significa para nosotros el modo más genuino de vivir la caridad y la profecía encarnada.
En este modo particular de carisma nos anima el modelo de María, madre y discípula, que guardando en el corazón la Palabra se hizo cercana a Dios y su Pueblo.
