Presentación «Una alegría que nadie nos podrá quitar»

Buenos Aires, 30 de septiembre de 2024 – El día viernes 27 de septiembre, Editorial Claretiana presentó frente a un centenar de personas -en su mayoría, jóvenes estudiantes- el libro de Mons. Jorge García Cuerva, Una alegría que nadie nos podrá quitar. El evento se realizó en el auditorio ubicado bajo la nave del templo de la Parroquia San Nicolás de Bari ubicada en Av. Sta. Fe 1352, Ciudad de Buenos Aires. Tuvo como expositores al autor del libro, y acompañó Mons. Alejandro Daniel Pardo, Obispo Auxiliar de la Vicaría de Zona Centro y el director de Editorial Claretiana, hno. Ezequiel Takaya CMF. También estuvieron presentes en el evento el P. Ezequiel Fernández, Consultor y Prefecto del Apostolado de la provincia Claretiana San Jose del Sur.

En primer lugar, se escuchó al director de la Editorial quien recordó que esta obra está dentro de una colección que se inició con Bergoglio como arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires, y lleva por nombre Pastores. Agradeció por confiar la publicación de este segundo libro de Monseñor García Cuerva a la editorial, y manifestó que “como editorial cristiana al servicio de la evangelización hace más de 60 años, queremos que te sientas acompañado, querido, animado, y que este libro pueda ser una herramienta que siga inspirando y dando frutos. Un libro para subrayar, para trabajar en comunidad reflexionando junto a otros”.

En un segundo momento se escuchó a Mons. Alejandro Pardo, párroco además de San Nicolás de Bari, comunidad parroquial anfitriona del evento, quien destacó que la palabra alegría está presente en la vida del arzobispo a pesar de las situaciones duras que debe transitar y afrontar en su ministerio, y que lo demuestra a través de sus actitudes, testimoniando con su vida la alegría misma, como estilo de vida. Se refirió, además, a la estructura del libro, el orden de los mensajes y la selección de las homilías, así como su “estilo cercano” y “el don de la palabra” reflejada en cada uno de sus mensajes. Invitó a utilizar el libro no sólo para una lectura reflexiva sino como una guía espiritual. El flamante Obispo aprovechó para destacar el ministerio pastoral incansable del arzobispo, destacando su disposición constante y el tiempo que dedica a todos desde la fecundidad del encuentro y la escucha cotidiana.

Mons. García Cuerva quiso comenzar su exposición dejando fuertemente contextualizada “la génesis del tema de la alegría” expresada en su nuevo libro, la cual, – explicó- tiene su raíz en la pandemia. El título que lleva este libro son palabras de Jesús del Evangelio de San Juan “tendrán una alegría que nadie les podrá quitar” y esa fue su búsqueda, la raíz de esa alegría en medio de un tiempo de distancia y encierro: “en ese momento era Obispo en Río Gallegos – recuerda- con lo cual vivía aislado por lo menos de mis afectos familiares, de mis amigos de la vida. Vivía como Obispo de Río Gallegos, no pudiendo salir de la ciudad, con lo cual había una gran parte de mi Diócesis que yo no podía visitar.”  Además adentró a los oyentes en ese camino personal de búsqueda y reflexión personal: “Recuerdo que en esos tiempos leyendo un librito de Bergoglio él cita o recuerda, una experiencia cuando estuvo en Alemania estudiando su tesis doctoral, y dijo que, en los días que extrañaba mucho, iba y se sentaba sobre alguna tumba en el cementerio, y entonces un compañero de estudio lo siguió un día y le dijo: ¿qué haces ahí en el cementerio? y él dijo “cuándo extraño mucho a mi Argentina me siento ahí, veo pasar aviones me imagino que van a la Argentina y lo saludo” ese día yo empecé a encontrar la pista por dónde estaba mi alegría; me sentaba en el fondo de mi casa donde vivía en Río Gallegos y cuando pasaba el avión sanitario lo saludaba imaginando que estaba saludando a mi familia que iba a Buenos Aires” – y sigue- “ahí dije, no soy el único loco que le pasan estas cosas con lo cual en lo profundo del corazón yo podía recrear mis afectos, en lo profundo de mi corazón yo podía recrear mis vínculos, en lo profundo de mi corazón (y nadie me lo podía prohibir) yo saludaba a mi familia cuando el avión sanitario viajaba a Buenos Aires.  Evidentemente no es lo mismo ser libres que estar sueltos Y si bien no estábamos sueltos estábamos encerrados, empecé a descubrir una libertad profunda adentro que me llevó a reflexionar, que me llevó a rezar y que me llevó a encontrar el verdadero motivo de la alegría cristiana y es -ni más ni menos- que ni la pandemia pudo con Jesucristo, ni la pandemia pudo con el amor a nuestros seres queridos, ni la pandemia, ni la muerte pudo separarnos de la gente que amamos aún en esos momentos de profundo dolor.  La raíz de nuestra alegría es que Jesús está vivo y siempre se lo digo a la gente y más de uno de ustedes me habrá escuchado: Jesús está vivo ¿sí o no? bueno ¡avisale a tu cara! Y eso es lo que nos tiene que hacer testigos de la alegría cristiana: el poder pasar por mi vida la experiencia de la alegría. Por eso yo fui bien atrás y bien profundo para explicarles hasta dónde tuve que ir para poder encontrar la razón: el encuentro con Jesús resucitado, el encuentro con Jesús que está vivo, es la alegría que nadie nos podrá quitar”.

Con su decir cercano y apasionado, invitó a la audiencia a seguir profundizando sobre el tema con las preguntas: “¿qué es la alegría cristiana y qué no es la alegría cristiana? “las razones para la alegría no pueden depender del estado del tiempo no pueden depender del índice de inflación y no pueden depender de mi estado anímico; eso no significa que mi vida es un carnaval (…)  ni del “está todo bien” no, no está todo bien y la sonrisa de plástico no vale la pena.  Decir que está todo bien no es alegría cristiana tener un optimismo berreta no es alegría cristiana   la alegría cristiana tiene que ver con la certeza de que Jesús está vivo por eso se fundamenta en la fe”. Pero también recuerda que, para llegar a la alegría, debemos transitar el dolor, y hace mención a María Magdalena a quien llama la mujer de la alegría, porque “fue capaz de alegrarse primero, porque se lloró todo y se lloró todo en el lugar del dolor: una tumba, y no le tuvo miedo al dolor y lo transitó y como lo transitó fue capaz después de recuperar la alegría”.

Hizo mención a la carta pastoral que se encuentra en esta obra “La revolución de la alegría”: “en tiempos difíciles es revolucionario sostenernos en la alegría y la esperanza”. Invitó a no dar meros diagnósticos pesimistas, sobre realidades que la gente de a pie conoce bien, y animó a pensar en propuestas superadoras.  “en épocas de crisis se dice que la gente inteligente busca soluciones, los mediocres buscan culpables. Cuando ayer salió el índice de pobreza argentina se volvió a llenar de mediocres: todos buscaron culpables, pero nadie busca consensos y acuerdos. Ese puede ser un gran motivo de alegría para los argentinos: que dejemos de buscar culpables y se pongan de acuerdo, aunque sea en dos políticas públicas, ¡saben la alegría que vamos a tener! por eso me parece que es importante que también pensemos en un término que en alguna homilía planteaba que es la alegría social y ya no solamente en la alegría propia…”

Para finalizar dejó su definición con respeto a la “grieta” a la que Mons. llama “heridas”.  “La grieta me la imagino en una pared o me la imagino en un piso, en general la grieta no se cierra nunca, o si se cierra se vuelve a abrir. En cambio, la herida me da siempre esperanza de que alguna vez cicatrice. Al mismo tiempo hablo de herida porque creo que nos duele, que nos tiene que doler. El estilo de vida que como argentinos hemos ido adquiriendo de la crítica violenta del vernos como enemigos de enfrentarnos todo el tiempo y de que frente a situaciones tan dolorosas -como puede ser la realidad social- nos transformemos en estos mediocres que buscan culpables y no buscan soluciones.”

Para cerrar el evento 3 jóvenes de la comunidad parroquial presentaron su reflexión y preguntas sobre la lectura de homilías seleccionadas y finalmente se realizó un sorteo de libros de la Editorial. Mons. García Cuerva permaneció en el lugar interactuando con el público que se acercaba a hablarle y firmar los ejemplares de su libro.